Estos pancitos son originarios de Paraguay y Brasil, en Buenos Aires los empezamos a comer gracias a algunos vendedores ambulantes que los vendían por $1 en la avenida Cabildo, en carritos cerrados que los mantenían calientes (así se comen), allá por el año 2000. He leído que algunos argentinos ya los consideran propios, pero no, aunque supongo que en el litoral del NE argentino deben ser conocidos desde años antes. Me decía una amiga que ya no se compran por la calle, sino en algunas panaderías y una marca de harina vende su propia mezcla para prepararlos.
Porque, he aquí la cuestión, la receta es sencilla pero encontrar la harina (o fécula) no siempre lo es, menos aún en EEUU. De hecho, nosotros estuvimos más de diez años sin comerlos, y mi esposo, leyendo un diario on line, vió a la hija de Maru Botana prepararlos con queso fresco. Y se desesperó.
Me dijo, ¨tenemos que conseguir la fécula de mandioca!¨ Para los argentinos que lleguen a este post, les cuento que nuestra primera intención fue ir a Whole Foods a buscar fécula de cassava (sinónimo en inglés), pero vendida como tapioca starch o tapioca flour. Habíamos visto que Bob´s Red Mill la tiene y también se consigue por Amazon, claro, con el envío es mucho más caro, además de la espera. El Whole Foods de nuestra ciudad, no las tenía.
Seguí buscando y ví en los foros que algunos recomendaban ir a supermercados asiáticos. Fuimos al super vietnamita de Little Saigon, y luego de dar unas vueltas infructuosas, encontramos harina y fécula!!!!!!!! Claro, hay que leer la letra chiquita, en inglés, porque el resto, es incomprensible para nosotros. Y acá está la foto:
Algunos dicen que es mejor usar harina en vez de fécula, ante la duda, compré de ambas, y como el paquete tiene una libra, completé con fécula.
Las proporciones salieron perfectas:
1/2 kg de harina o fécula de mandioca (tapioca) (Sería 1 libra y 1/4 de taza)
100 gr de manteca
Manteca extra para engrasar las fuentes
2 huevos
1 taza de leche
Sal, pimienta
Queso Parmesano rallado, unos 100 gr
Queso Provolone cortado en tiritas o cubitos chiquitos 300 gr (las cantidades varían, yo las puse intuitivamente y usé Monterrey Jack)
2 cucharitas al ras de polvo para hornear (Royal, baking powder).
Mezclamos la harina o fécula con el polvo para hornear, la manteca, sal , pimienta, queso rallado en un bol grande, tratando de hacer una arena gruesa. Hacemos un hueco en el centro, ponemos los huevos batidos, vamos mezclando con el resto del queso y la leche. Yo fui alternando.
Hacemos un bollo, y así se ve la consistencia, es bastante quebradizo:
Hay quienes aconsejan dejarlo al menos media hora en la heladera, a mí no me hizo falta porque los ingredientes estaban bien fríos.
Enmantecamos un par de asaderas de horno (rinde mucho), hacemos bolitas y las ubicamos separadas.
Primer error: las primeras bolitas tenían como dos cm y las puse con el horno frío. Se expandieron y algunas se pegaron. Quedaron ricas igual, pero los chipacitos no se ven así.
Para la segunda tanda aprendí la lección: el horno tiene que estar bastante CALIENTE y las bolitas deben tener un radio de aprox. 1cm.
Parte de mi primera tanda -errada- de chipacitos
Se cocinan por diez o quince minutos, luego se baja la temperatura y se cocinan un poco más, recuerden que no se doran totalmente porque estamos trabajando con fécula.
Final feliz: modestia aparte, quedaron riquísimos, en casa los devoraron. No olviden que se comen calientes, si se enfrían quedan un tanto gomosos. Se pueden guardar y recalentar.
Tengo una tanda sin hacer en el freezer, una de las primas de mi esposo los freeza sin problemas.