Friday, March 22, 2013

Pan o budín vegan de manzanas -con lección-


Esta receta es una adaptación de la torta vegan de zanahorias y arándanos que posteé hace casi un año. La llamo indistintamente pan o budín, porque según el país, se adapta el término. En Argentina difícilmente la llamaríamos pan, sí en EEUU, y tal vez en España le digan bizcocho.


Las proporciones están variadas, porque empecé con más harina.

2 tazas de harina de salvado (wheat)
2 manzanas deliciosas, bien jugosas, cortadas finas, con un poco de cáscara si quieren.
1/4 de taza de aceite
1/2 taza de azúcar (podría haber sido más generosa, pero en casa los postres muy dulces no nos gustan)
2 cucharitas de polvo para hornear (baking powder)
Especias varias: cardamomo, canela, jengibre
Agua, cantidad necesaria hasta que quede una preparación bastante húmeda, pero no de mezcla de torta. La receta anterior dice 100 ml, pues yo habré puesto unos 200, compuestos por agua, tres cucharitas gordas de puré de manzanas (comprado) y dos chorritos de agua de rosas.
ERROR: y aquí está mi lección. He leído al azar recetas varias con agua de rosas, y sólo se echan dos gotas, o un poquito más, pero con dos chorritos, quedó un sabor muy raro, que no diría es desagradable, si uno tuviera el hábito. Mi esposo dijo que tenía un ligero sabor a remedio, y con razón, opino lo mismo. Hubiera sido mejor usar esencia de vainilla, será la próxima.




Se mezclan los ingredientes, y se ponen en un molde de pan aceitado (la verdad, yo prefiero usar manteca, porque no me interesa que salga perfectamente vegan)-
Se cocina en horno bajo-moderado, 400oF, me llevó unos 40/45 minutos aproximadamente. 
Asegúrense que toda la harina quede humectada, al volcar la mezcla ví que un poco quedó seca y la tuve que desechar.
Otro consejo: para que quede más húmeda la textura tendría que haber usado más manzanas. Sucede que algunas porciones me quedaron con más masa y esas partes no son tan ricas. Si ya han clickeado el post de la torta de zanahorias, se habrán dado cuenta que me había quedado mucho más ¨mojada¨ y la consistencia fue distinta, además me costó cocinarla. Creo que la clave de esta receta es encontrar el punto justo de humedad.
Como ven, ha sido un pan de prueba  y error pero es tan fácil de hacer que no dudo repetiré la receta con las mejoras correspondientes.


Saturday, March 9, 2013

Membrillos en salsa de vino tinto y jalea de membrillos. Bonus: mermelada de manzana, membrillo y pomelo rosado



Esta receta ha sido de prueba y error, muy laboriosa pero con final feliz.
Hace unos meses, mi hija mayor me trajo un par de membrillos orgánicos, con la típica forma de pera, amarillos (ya maduros), y con ellos hice dulce de manzanas con membrillos y un pomelo. Simplemente quité la cáscara de las frutas, las corté pequeñas  y las puse con la mitad de su volumen en agua, azúcar (bastante pero no mucho), canela, jengibre en polvo. Dejé cocinar, y logré un color rojizo por la manzana (red Roma) y el pomelo, pero los trocitos de membrillos me quedaron claros. 



Emilia, del blog Cousas de Milia, tuvo la amabilidad de explicarme que el color rojo se da luego de una cocción lenta muy prolongada. Milia es una experta cocinera y tiene sus posts maravillosos de mermeladas, incluída la de membrillos que le salió mejor que a mí :)


Esta semana, le regalaron a una de mis clientes una caja de membrillos, más verdes, y sin la forma de pera. Como ella no los conocía, ni sabía cocinarlos, me preguntó si los quería y yo prometí hacerle un buen frasco. En eso estuve hoy por la tarde, pero lo que jamás me imaginé es que las semillas serían tan absolutamente duras, aclaro, las de estos membrillos.
Cuando me dí cuenta, ya era tarde, ya estaban cocidos y me llevó mucho tiempo pasar la mermelada por un tamiz, y que quedara jalea. Era imposible morderlas.
He leído en Wiki que algunas especies tienen las semillas más duras que otras, y son de la familia de las rosas. Aquí los invito a ver mi experiencia de hacer jalea con frutos de rosas, y de rosas grandes, lo cual fue un suplicio, pero también, con final feliz.


Lo que me quedó exquisito -modestia aparte- son los membrillos con salsa de vino tinto. Como decía, yo les saqué la semillas luego de la cocción, pero, suponiendo que lo hacemos bien, cortamos los membrillos en cuartos, les quitamos el centro de semillas y los ponemos a hervir en vino tinto, con una ramita de romero, canela, clavo de olor, azúcar, a gusto. Una vez que se ablandan, los pasamos a un frasco esterilizado, y volcamos la salsita por arriba. Nosotros los comimos así, con cáscara incluída, pero yo le sugerí a  mi marido que si quería les ponga un poco de crema de leche batida. 


Para el dulce, el mismo procedimiento que conté al principio, esta vez sin manzana ni pomelo, con un poco de jugo de limón, las especias, un chorrito de esencia de vainilla y anís estrellado. Por más que lo dejé largo tiempo, he conseguido un color amarronado, y ya bastante me llevó pasar la mermelada por tamiz, la verdad, no tengo tanta paciencia en la cocina, por eso verán que jamás posteo decoraciones de tortas, no es mi fuerte, pero admiro a quienes lo hacen.

Si los lectores tienen consejos o anécdotas con quinces o membrillos, son todas bienvenidas.

Saturday, March 2, 2013

¨Pizza¨ de lechuga frisée con atún y de escarolas hervidas


Ante todo voy a aclarar los nombres. 
¨Frisée lettuce¨ o lechuga frisée o curly endive es un tipo de endivia, de hojas angostas bien ¨enruladas.¨ También llamada chicory (en EEUU) o achicoria en español.
Las escarolas son del mismo tipo pero con hoja más ancha. Ambas tienen un sabor ligeramente amargo, son ricas en fibras y vitaminas, especialmente A y K.
Las escarolas, hervidas, son deliciosas y hasta diría que me gustan más que las espinacas.

Éstas no son recetas en sí, la intención es mostrarles otras opciones para estas lechugas, más allá de las ensaladas. Combinadas con frutas, quedan riquísimas.
Yo les llamé ¨pizzas¨ pero también serían sandwiches abiertos, porque para estas ¨pizzetas¨ no uso la masa de pizza (la comprada no es de buena calidad) sino pan de pita, que compro bien fresco en el supermercado árabe.



Al pan de pita le pongo mayonesa, luego atún, queso, tomates. De allí al tostador y cuando el queso se derrite,  agrego la lechuga frisée, que puede estar ligeramente condimentada con apenas aceite de oliva, sal y limón.




La siguiente propuesta es bien sencilla y de bajas calorías. Hervimos escarolas, las escurrimos, cortamos. Las condimentamos con ajo en polvo, sal y cebollas deshidratadas o, si tienen más tiempo con cebollas rehogadas en aceite. Las ponemos sobre el pan de pita con mayonesa, arriba queso, y al tostador. No será como la pizza que hacía mi abuela de espinacas con salsa blanca y queso, pero en minutos tenemos una comida rápida y sana.


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