Necesitamos:
2 bifes pequeños por cada comensal o 1 bife grande, sin hueso ni grasa. No muy gruesos, para que no queden crudos.
2 papas pequeñas por cada comensal, o una mediana.
½ cebolla cortada en rodajas por cada 4 papas.
1 diente de ajo o dos.
Hierbas finas (tomillo, orégano, salvia, perejil)
Sal, pimienta
Extracto de caldo de pollo/verduras o sopa deshidratada de cebollas.
Opcional: un chorrito de vino blanco.
Aceite para freír.
Las cantidades, obviamente van a variar. Yo suelo cortar la carne primero y luego ver cuántas papas cortadas entrarían en cada plato y si falta, sigo pelando papas. Se habrán dado cuenta que difícilmente pongo medidas estrictas, porque eso va al buen ojo del cocinero.
En una cacerola, vamos a freír en aceite, las papas peladas cortadas en cubitos. Las retiramos un poco antes de que estén listas.
Luego, a fuego bajo (para que no se quemen pero sí se doren) rehogamos las cebollas cortadas en rodajas, en el aceite remanente; si vemos que sobró mucho, ponemos el excedente en una taza y guardamos en la heladera para otra fritura. A continuación, agregamos el ajo picado e inmediatamente incorporamos los bifes. Doramos de ambos lados, salpimentamos, sin terminar la cocción.
Ahora, hay dos formas que propongo para terminar la salsa:
1. Retiramos la carne, agregamos una cuchara de harina en los jugos de cocción para espesar, revolvemos, agregamos agua fría y extracto de caldo más el chorrito de vino y las hierbas. Cuando empieza a hervir, incorporamos la carne y las papas para terminar de cocinar.
2. Sin retirar la carne, ponemos agua suficiente para cubrir la preparación, las hierbas y sopa deshidratada de cebollas, más las hierbas y el chorrito de vino blanco. Terminamos de cocinar con las papas, todo junto. En este caso, no necesitamos agregar la harina, porque estas sopas traen almidón de maíz, y son más bien espesas. Así lo preparé yo, y queda muy bien, además el color marrón es más intenso.
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